¿En qué se parece Macri a Zeus, Rey de Dioses y Hombres?

Tres fueron las divinidades que alguna vez gobernaron sobre dioses y hombres, el primero de estos fue Urano, el cielo, padre primordial, que en abrazo con su esposa/madre Gea, engendró a quien lo destronaría, Cronos, el tiempo, el de mente retorcida. Asimismo su mandato sobre los cielos finalizó por la mano de su hijo Zeus, portador del rayo.

Esta larga lista de simbólicos parricidios atraviesan el mito de sucesión en la Teogonía griega, y si bien Hesíodo documentaba estos intríngulis familiares hace 2700 años, las elecciones de ayer nos cuentan que están igual de vigentes que siempre.

La imagen de Horacio Rodriguez Larreta jamás se pudo escindir de la sombra de su padre político, Macri, portador del rayo fulminante. Cual vástago del ex-presidente, durante años Larreta mantuvo una apariencia de subalterno pedomórfico de su predecesor, y si bien a él le fue otorgado el antiguo trono de su padre, jamás pudo llegar a superarlo en popularidad o intención de voto, incluso durante el destierro, simbólico y físico, del presidente en su descenso del 2019.

Al ver la Sede Vacante, el H cometió un error de imperdonable hubris, presumir que era él el heredero aparente e indiscutido del trono Macrista y, cómo los Uránidas, intentar conquistar el reino de los cielos a través del funesto parricidio.

¿Cómo fue que Macri, el acumulador de nubes, pudo darle freno a semejante intento de latrocinio?

Zeus supo ser el último eslabón en la cadena de sucesión por dos magistrales jugadas, la primera fue haber rosqueado bien y conseguir el apoyo de sus tíos, los Hecatónquiros (tres deidades de cien brazos, cincuenta cabezas y fuerza descomunal) para que lo asistan en su lucha contra Cronos. Él logra esto al prometerles que iba a restaurar los honores que les corresponden y que les fueron arrebatados por el regente de turno. Zeus rosquea, pero él representa la justicia y la dignidad.

La segunda jugada que elucubra Zeus fue haber devorado a su primera esposa, Metis, titánide de la sabiduría. Sin madre presente no había forma de engendrar una prole destituyente. Esta incorporación de la sabiduría le da la claridad mental para que el Rey de Dioses y Hombres conserve el trono hasta el día de hoy.

La estratégia de Macri puede verse también como bipartita. Primero rosqueó y consiguió la ayuda de una guerrera, la cuál puede verse de menor jerarquía pero jamás como una hija, y que con esta jugada, en vez de lucir como una traición tiránicapatriarcal de aplastarle los sueños al H, llega a nosotros, los mortales, como una decisión de un puro sentimiento de justicia, deber y dignidad.

La segunda parte es incluso más poética, devora a su hijo al negarlo.

¿Cómo lo niega? Trayendo como competidor a un miembro de su propia familia, pero sensiblemente inferior. Al estar su mismo apellido en una boleta opositora a la de Larreta, lo deshereda y deslegitima como hijo y pasa a ser un mero opositor pretendiente al trono del linaje de los Mácridas, un terrorista usurpador que busca desestabilizar el Status Quo. Él ya no es hijo, el hijo de Macri es Macri.

Retorna así el trono porteño al linaje del padre y asegura la posición de la guerrera heredera en la siguiente Argentomaquia.

Autor: Tomás Fabricante / Consultor político

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