¿Por qué un Libertario NO debería renunciar a su subsidio?

En los últimos días, el gobierno peronista, comandado por las figuras de Alberto, Cristina y Massa, ejecutó una maniobra electoral temeraria, que, con el margen de la legalidad acechando sus límites, hizo uso del aparato público para arrojar luz sobre el costo de un pasaje en el transporte colectivo sin el respaldo de los subsidios. Una convocatoria a los Libertarios, invitándolos a renunciar al subsidio y dejarlos mal parados.

Desacreditar a los adherentes libertarios fue el trasfondo de esta maniobra. Sin embargo, tan solo ha dejado al descubierto la ignorancia absoluta que embarga a este gobierno tripartito sobre la doctrina libertaria.

Dentro de la dialéctica libertaria, las palabras «impuestos» y «robo» son sinónimos. El Estado, entidad que no genera riqueza alguna, se sostiene sobre los cimientos del monopolio de la fuerza y, valiéndose de ella, despoja a sus ciudadanos, desde el más rico hasta el más pobre. Así, se financia a expensas de este robo, ocultando sus prácticas bajo el velo de la benevolencia, aunque con frecuencia deslizándose por las sendas de la corruptela.

¿Cómo es que los impuestos constituyen un robo? Si uno carece de la libertad de abstenerse de pagar, amenazado con multas o incluso el confinamiento en una prisión, si osa no desprenderse del fruto de su trabajo, si se ve obligado, bajo coacción violenta, a entregar una porción de sus ganancias bien habidas, entonces este acto violento y aberrante es un robo flagrante.

Los subsidios, por el contrario, representan la antítesis de los impuestos. El otorgamiento de un subsidio se convierte en la artimaña predilecta del Estado para persuadirnos de su papel altruista, cuando, en realidad, nos está devolviendo una ínfima parte de los fondos que, mediante la violencia fiscal, nos han sido confiscados desde los días en que, con tres años a cuestas, compramos un caramelo. Cuyo contenido, además de azúcar y colorante, era altísimo en IVA y otros impuestos.

El Estado pretende solucionar los problemas que su misma existencia crea a partir de devolverte una porción de la plata que te quitó violentamente y es esta la razón de por qué un Libertario no debería renunciar a los subsidios, esa plata ES TUYA.

Autor: Tomás Fabricante / Consultor político

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